Metatarsalgias (II)

26.01.2015 20:01

METATARSALGIA:

FRACTURA POR ESTRÉS O ENFERMEDAD DEL RECLUTA

 

Otra de las enfermedades catalogadas como metatarsalgias es la llamada fractura del recluta, pues se ocasionaba en estas personas al iniciar la instrucción, con botas muy rígidas y muchos de ellos sin practicar deporte anteriormente. También es llamada fractura por estrés, pues la alteración en el hueso, tanto fisuras como fracturas, tiene lugar sin un desencadenante traumático fuerte previo, sino solamente pequeñas caídas de nivel sin grandes golpes. Esta es una patología poco frecuente, que suele pasar desapercibida,  pero que en nuestra ciudad tiene cierta incidencia por lo que posteriormente veremos.
En esta patología la estructura interna del hueso se va alterando. En una radiografía se observa como la cortical, es decir, la parte exterior del hueso, del metatarsiano, se va engrosando como consecuencia de un mayor requerimiento de trabajo, soportando más peso y durante más tiempo, haciéndolo más frágil.
Existen dos factores predisponentes principalmente en la aparición de este padecimiento: el calzado y el suelo.
El calzado de tacón alto, con suela rígida y fina, proporciona menos amortiguación durante la marcha y transmite al pie más vibraciones causantes de las molestias en esta zona del pie.
El suelo, el asfalto es muy rígido y ocasiona el mismo problema antes mencionado. Pero además en nuestra ciudad tenemos un suelo predisponerte en la aparición de este problema. El suelo de pavés del centro de la cuidad, estéticamente bonito, la falta de uniformidad en el piso con pequeños salientes en los bordes de cada pieza, ocasiona el aumento de la presión en unas zonas del pie respecto a otras, acarreando dolor y estrés en las cabezas de los metatarsianos.
Con más frecuencia es el segundo metatarsiano el que padece esta enfermedad por ser el más largo y por ser el que menos rango de movimiento tiene, estando más anclado a los huesos adyacentes.
Esta enfermedad aparece de manera instantánea, ocasionando una clínica consistente en dolor durante la marcha, a la presión, presentando edema en el dorso del pie y a veces un punteado rojo (petequias).
En una radiografía se observa el grado de afectación, fisura o ruptura. Aunque a veces en los primeros días de aparición del dolor esta radiografía no muestra signos anómalos.
El tratamiento consiste en la inmovilización del pie mediante una férula de yeso durante dos tres semanas.